Las bicis ultra-ligeras son para soñar, las de los campeones más aún. En el momento en que se elige, es muy fácil dejarse llevar por las emociones y tomar una decisión siguiendo el instinto más que la razón.
Montar en bici, cuando se convierte en una pasión que ocupa varias horas durante la semana, requiere que la montura sea la adecuada desde la perspectiva del ‘fitting’, en otras palabras, de cómo nos “viste”. Como un vestido hecho a medida, la bike que compremos necesita en primer lugar, ser la adecuada para nosotros en sus proporciones. A veces, incluso antes que en la tienda, es el experto en biomecánica la persona a consultar. Un especialista capaz de proporcionar orientación basada en una objetiva medición antropométrica y una evaluación anatómica general (para resaltar dismetrías, desequilibrios corporales o posible falta de movilidad articular tales que nos no permitan lograr el confort necesario para afrontar entrenamientos largos).
(La posición de pedaleo muy adelantada de Alberto Contador).
Hay diferentes teorías acerca de lo que significa ajustar la posición del ciclista sobre la bici, y con los años se han establecido diferentes tendencias y escuelas de pensamiento. Hoy en día los corredores profesionales tienen una posición bastante más desequilibrada hacía la parte delantera de la bici en comparación a lo que pasaba antes, cuando tendían a escurrir hacía atrás sobre el sillín. Este ajuste de la posición hacia delante hace que nuestros músculos trabajen con mayor fluidez y con una mejor agilidad y técnica en el gesto del pedaleo, aprovechando más de la acción de los cuádriceps. Probablemente hay también algo de contaminación por el mundo del triatlón, y de ahí la búsqueda de la máxima ventaja aerodinámica.
(Un ejemplo de rara elegancia y aerodinámica. Michele Bartoli pedaleaba con la espalda plana, casi paralela a la carretera).
No hay que olvidar que los pros son super atletas que durante muchos años de actividad se han hecho una sola cosa con su máquina. Sería impensable querer copiar la posición de un corredor profesional, que tiene unos músculos y una flexibilidad totalmente diferente de la de un ciclista ocasional.
Un buen ajuste de la posición, el ‘bike fitting’, puede garantizar un mejor rendimiento y un confort óptimo sobre la bici y, sobre todo, puede ayudar a prevenir problemas en los tendones y en los músculos causados por un mal gesto repetido.
¿Cómo proceder? Primero, con una medición antropométrica de tipo estático. Para empezar, la estatura, con una sencilla cinta métrica o, si lo vamos a hacer en un centro especializado, con el instrumento de medición especifico. A continuación, se mide la distancia desde el suelo hasta el periné, que ayudará a establecer la altura del sillín. Sigue la medida del busto, que va desde el periné hasta el esternón (curiosamente, la parte se denomina manubrio del esternón). El tamaño de los hombros se utiliza en cambio para determinar la anchura del manillar. Es importante que el manillar no sea más estrecho que los hombros, porque de lo contrario el volumen de la cavidad torácica y sobre todo la capacidad respiratoria quedarían reducidas.
Entonces se pasa a la parte dinámica de la medición, es decir, a la colocación sobre la bici. Ya se podría colocar el atleta en la posición de partida derivada de las medidas antropométricas, sacadas en el primero, preliminar, análisis estático de la posición. Pero la opción más científica es la de realizar el ‘fitting’, el ajuste, sobre un simulador que reproduce la posición teórica ideal.
(Hay diferentes métodos y escuelas de pensamiento para ajustar la posición de un ciclista sobre la bici).
Unos marcadores externos son posicionados en algunos puntos del cuerpo del ciclista (hombro, codo, muñeca, cadera, rodilla, tobillo) mientras que el ciclista pedalea sobre un rodillo delante de una cámara infrarroja, que, gracias a un programa, procesa las imágenes y las reproduce en la pantalla. De esa manera, gracias al análisis de los ángulos, se ajusta la posición del ciclista teniendo en cuenta la técnica de la pedalada, el movimiento de las articulaciones y la fluidez del gesto. Además, nos aseguramos que la posición sea lo más eficiente posible, ya que es primordial no gastar energía.
Todos aquellos que nunca han realizado este tipo de análisis podrían necesitar unos ajustes importantes de la posición. No hay que olvidar que después de la cita con el experto de biomecánica, y más aún después de haber llevado a cabo los ajustes en la bici, es importante rodas unas cuantas veces a un ritmo relajado, para que nuestro cuerpo se adapte a su nueva montura y sobre todo para evitar inflamaciones y molestias relacionadas con los cambios.
Un aspecto complementario que se puede llevar a cabo al mismo tiempo es lo del ajuste de las calas de las zapatillas. Seguiremos con este tema dentro de poco…